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Visita a Rte La Sequieta




El Restaurante La Sequieta es uno de nuestros preferidos. Es de esos sitios que visitas desde hace años y nunca te saturan, siempre descubres algo nuevo. Porque siempre están innovando, modifican su carta con cada estación del año para adaptarla a los productos de temporada, organizan jornadas gastronómicas temáticas y han transformado una parte de su discreto comedor en gastrobar para ampliar su oferta realizando talleres, degustaciones, catas y presentaciones, además de poder tomar un vino y degustar una tapa de su creativa cocina. Todo de la mano de Sebastián Romero, gran enamorado de la cocina que dirige este bonito rincón gastronómico





Una de las citas a las que no solemos faltar son sus Jornadas de Cocina Afrodisíaca que celebran todos los años en Febrero coincidiendo con San Valentín y donde ofrecen una selección de platos preparados con mucho cariño











Ante un menú tan variado, que incluye marisco, carne, pescado, arroz, etc, decidimos tomar un cava y Sebastián nos recomendó un Parés Baltá de Agricultura Ecológica y que fué una sorpresa y un buen compañero para los platos que degustamos








Comenzamos con un aperitivo que incluye cacahuetes en una témpura sorprendente, aceitunas y piparras en aceite especiado que despertaron nuestro paladar

El primer plato "Ostra gelificada con manzana Granny". Perfecta. La manzana Granny le aporta a la ostra un punto de frescor y acidez muy interesantes














Seguimos con unas "Sardinas a las especias con cítricos y aceite de coco". La reducción de los cítricos combina estupendamente con el pescado azul.












La "Sopa de marisco con crujiente de jamón y gambas" Contundente sabor, que sin embargo no satura el paladar.














Un exquisito "Arroz con algas y chopitos al curry" con ese toque ahumado que añaden algunas algas. No exagero si digo que nunca he comido un arroz tan sabroso, sorprendente, maravilloso...











Anunciando el final llegó el "Rabo de toro deshuesado con chocolate picante"
Una conjunción perfecta de dos de mis sabores favoritos: la melosa carne del rabo de toro junto con un chocolate negro picante.
Si Sebastián hubiera diseñado el plato para mí, no lo hubiese acertado más.








Y llegaron los postes en forma de "Esponja de fresones con helado de violetas" que traía recuerdos al paladar de los caramelos de violetas de cuando éramos niños






Ya con el café unas "Trufas de chocolate blanco y gominolas de rosas" que fueron el final feliz que todo menú afrodisíaco merece











Y finalizamos con un refrescante Gin Tónic preparado.
Una noche perfecta










En resumen, una experiencia sorprendente y muy agradable, de esas que quieres repetir